Las Perdida Auditiva puede comenzar a los 40 ?
A pesar de que existen muchas personas que llegan a la tercera y cuarta edad con un aceptable sentido del oído, lo común es que esta capacidad vaya declinando con el tiempo. En algunas personas esta declinación, denominada presbiacusia, es muy marcada, y puede originarse en distintos problemas fisiológicos.
La pérdida de la capacidad de audición puede iniciarse a partir de los 40 años en algunas personas hereditariamente predispuestas. En general, avanza lenta pero progresivamente, hasta manifestarse con claridad hacia los 60 años. Finalmente, en los ancianos que integran la llamada cuarta edad, llega a un nivel de sordera importante, capaz de afectar la capacidad de comunicación y sociabilidad.
El nombre presbiacusia deriva del griego: presbyte, que significa viejo, acusia, que refiere a oír. Según el problema que aqueje a la persona, puede tratarse de una presbiacusia sensorial, nerviosa, de conducción coclear o por atrofia de la estría vascular. En todos los casos, se va produciendo progresivamente una disminución en la curva audiométrica, que comienza a hacerse evidente en primer lugar sobre los tonos agudos y paulatinamente va afectando los más graves. Uno de los orígenes de este problema muchas veces tiene que ver con la ingesta desmedida durante toda la vida de tabaco o alcohol, pero también puede ser ocasionado por el colesterol, el exceso de ruido, las dietas mal equilibradas y poco controladas y a los factores hereditarios.
La pérdida de la audición no es un fenómeno que se presenta en forma repentina, sino que sus efectos se van percibiendo paulatinamente. Hay varios síntomas que van indicando la aparición del problema. Será necesario subir cada vez más el volumen del televisor o la radio, o pedir a los otros que hablen más alto porque, a pesar de oír a alguien hablar, no se entiende lo que dice.
Entre las muchas pérdidas que puede sufrir una persona con el avance de los años, la presbiacusia le propone un problema de doble riesgo. No sólo tendrá dificultades auditivas, sino que esto le planteará un difícil obstáculo para la comunicación, poniéndola en riesgo de perder contactos y compañías. Casi sin darse cuenta, se deja avanzar el riesgo de caer en uno de los problemas más característicos y más graves de la vejez: la soledad.
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